Y que el sol vuelva a ser naciente

Mucho se ha hablado, se habla y se hablará de la llamada crisis creativa japonesa en la industria del videojuego, más aún llama la atención este hecho, siendo Japón el país que durante décadas ha ido marcando la pauta en este sector. Los grandes títulos, a día de hoy, en su aplastante mayoría vienen de occidente. No es algo nuevo, ya que esta situación se empezó a gestar en la anterior generación y en ésta, se ha convertido en tónica habitual año tras año.

Esta situación preocupa, y mucho, a los creadores japoneses, sea cual sea su envergadura o situación en el mercado. Los juegos nuevos no venden lo que deberían y las sagas míticas tampoco lo hacen, mientras en occidente no cesan de crear nuevas franquicias y generalmente, las ya consagradas siguen teniendo una autoridad que sólo la calidad otorga. En Japón, las cosas no están así.



Utilicemos el ejemplo de Resident Evil y Final Fantasy, pues reflejan perfectamente el escasísimo margen de duda que hay al respecto. No se ha conseguido conectar con el público debido a su falta de ese “algo” que antes tantos juegos japoneses tenían, con lo que las ventas se han resentido, que es lo que realmente preocupa a (la inmensa mayoría de) las compañías, lo cual, cuando es con total razón por parte del usuario, me da muy poca pena. Tal vez ninguna.

Tampoco es cuestión de ponernos aún más alarmistas, pues está Nintendo. Y Kojima. También Sega parece querer volver por sus fueros, pues aparenta que ha recuperado una coherencia y visión que hace años, como todos tristemente sabemos, pareció perder. Y también hay alguien más. También está Platinum Games. Y a éstos, no los esperaba nadie.


El estudio fue fundado en febrero de 2006, bajo el nombre de SEEDS Inc., para cambiar, tras la disolución y parcial absorción de Clover Studios, su nombre por el de Platinum Games en octubre de 2007. Al frente del estudio, Atsushi Inaba, creador de Viewtiful Joe, Hideki Kamiya, padre de la saga Devil May Cry y Shinji Mikami, el dueño de la mente en la que se gestó Resident Evil. Era hora de comenzar a crear...



Un acuerdo con Sega, para la publicación de cuatro títulos, fue el primero de los pasos que dieron en Platinum Games. El amparo de una gran compañía, que ansiaba volver a contar con gente con ideas nuevas, que se ve, de repente, con tres de los creativos más importantes de Japón, juntos en un mismo estudio, que además, buscaba editor. Gran movimiento, Sega. Gran movimiento, Platinum Games.

El primero de los cuatro títulos que serían lanzados bajo la alianza Sega Platinum Games era un título de acción para Wii, MadWorld, que aunaba muchas virtudes, además de un apartado gráfico sorprendente. Por original y por robusto. Pero lo mejor estaba por llegar. El segundo de estos juegos era Bayonetta, un beat'em up que le digo yo, aunque ahora la gente se empeñe en llamarlo Hack'n Slash. Trataba de una bruja que pegaba tortas como panes y que hacía cosas extrañas con su traje, su pelo y sus tacones. Bayonetta (repito), se llamaba el extraño proyecto, del que comenzamos a saber hace un par de años.


El pasado 8 de enero, era lanzado en nuestro país Bayonetta, un juego cuya mayor baza radicaba en un 40/40 (un 10 de toda la vida) en Famitsu y un 10 en Edge. Aquí en Teknoconsolas le pusimos una nota de aúpa. El mejor en su género. Un género que tenía dos referentes sólidos, Devil May Cry y God of War, que además recibió su espectacular tercera entrega en marzo. Pero poco puede hacer Kratos ante la descarada aparición de Bayonetta, en mi opinión.


Y ahora, este grupo de genios que es Platinum Games, se encuentra enfrascado en el desarrollo de Vanquish, un juego que recuerda intensamente a Gears of War. Otro referente sólido, desde luego. Vanquish ya no llega como tapado, no tras el aluvión que fue Bayonetta.

Insomniac Games, creadores de dos sagas tan prestigiosas como Ratchet & Clank y Resistance (además de uno de los estudios que mayor cuidado presenta con sus motores gráficos y la fluidez de los mismos), han probado el juego y ya han vertido públicamente sus impresiones del mismo, con unas alabanzas que sorprenden por su contundencia.


Y esto a mí personalmente, me lleva a una pregunta: ¿Se ha acabado la época de las grandes compañías japonesas de los videojuegos? Me lo plantea el ver cómo un estudio con una organización más occidental, un estudio medio e independiente (en la medida que lo puede ser, sea europeo, japonés o norteamericano), consigue volver a poner un juego japonés en lo más alto.

Tal vez no haga falta más que talento, ilusión y libertad creativa. Creo que los creativos japoneses deberían querer ser como Platinum Games y posiblemente, es hora de que las grandes compañías japonesas empiecen a creerlo también.
articulo de Vicente Agulló Tovar